Hace un par de días, Los Pumas se enfrentaron a Australia en un partido que dejó a más de uno con un sabor amargo. El encuentro, disputado en La Plata, se vio marcado por errores que resultaron determinantes, en especial por un arbitraje que rozó lo escandaloso y decisiones técnicas que nos costaron caro.
Escándalo Arbitral y Decisiones Polémicas: ¿Por qué Los Pumas Perdieron en La Plata?
Comparado con su desempeño desastroso contra los All Blacks, Los Pumas mostraron una mejoría significativa en este encuentro.
Aunque los australianos no son un rival de la misma talla, era fundamental que el equipo argentino se concentrara en lo que debía mejorar internamente: la defensa, la lectura del juego y la adaptación a las condiciones climáticas.
El partido comenzó de manera preocupante. Apenas en la primera jugada, Los Pumas perdieron la pelota a tan solo 10 metros del ingoal, lo que me hizo temer otra noche fatídica. Sin embargo, el equipo supo mantener la calma y defender con solidez. Tras una serie de 27 fases, lograron recuperar el balón y poco después consiguieron los primeros puntos del partido con un penal bien ejecutado.
A partir de ahí, la coordinación mejoró y el scrum mostró una solidez que invitaba a pensar que este partido podía ser ganado. Pero, lamentablemente, esos momentos de buen rugby quedaron opacados por una serie de decisiones arbitrales que simplemente no deberían haber sucedido.
El Arbitraje: Pumas vs Wallabies y Una Noche para el Olvido
La controversia comenzó con un penal que nunca debió cobrarse. Es evidente que el pilar derecho australiano se resbaló y soltó la pelota, pero el árbitro decidió inventar un penal que terminó costándonos el partido. Sin esa decisión, estaríamos hablando de un resultado diferente.
Lo más preocupante de todo fue la consistencia del arbitraje en su falta de sanciones. Tres tackles en el aire, cuatro golpes al pateador, cinco tackles altos, dos «shoulder charges» y hasta un cabezazo fueron pasados por alto sin ninguna sanción. Todas estas acciones eran tarjetas amarillas obligatorias y revisables por el TMO, pero ninguna fue castigada. Ni siquiera se cobraron penales.
Uno de los momentos más indignantes fue cuando Santi Carreras recibió un balón en el aire y fue brutalmente tackleado por Valetini. Para colmo, en el suelo, le patearon la cabeza, y el árbitro… no sancionó nada.
Lo del cabezazo a Kremer fue la gota que colmó el vaso. Todo el estadio lo vio, menos el árbitro, que se excusó diciendo «no vimos nada ahí». Si hubiera sido al revés, seguramente habríamos visto una tarjeta roja, una suspensión de diez partidos, y quién sabe cuántas consecuencias más.
El TMO, por su parte, parecía estar más preocupado por preparar unos mates que por prestar atención al juego. Y para colmo, una pesca perfecta de Montoya, que cayó y apoyó los brazos, fue sancionada como penal, lo que desencadenó un try para los Wallabies.
Una Cancha Inclinada y una UAR Silenciosa
Como si todo esto no fuera suficiente, hubo detalles que inevitablemente inclinaron la cancha a favor de los australianos. En los rucks, parecía que los jugadores de Australia se lanzaban a la pileta, y el árbitro no veía nada. Los pases adelantados eran ignorados, y los Wallabies retenían la pelota en el piso cuanto querían sin recibir sanción alguna. Todo esto llevó a una «locura» dentro de la cancha.
Mientras tanto, la UAR, como de costumbre, permaneció en silencio. Sistemáticamente, se deja avasallar sin alzar la voz ni presentar una queja. Otras naciones arman un escándalo cuando ven algo que no les convence; presentan recursos, incendian las redes sociales y los programas de televisión analizan cada jugada hasta el cansancio.
Aquí, en cambio, se opta por «no hablar del árbitro» porque «se gana en la cancha». Basta con ver todas las notas que los All Blacks hicieron sobre el partido ante Sudáfrica para entender la diferencia.
La Cuestionada Gestión de Felipe Contepomi
No puedo dejar pasar la actuación de Felipe Contepomi. Creo que la capitanía debe regresar a Pablo Matera, quien verdaderamente impone autoridad en la cancha. Su sanción ya pasó, el enojo por sus actos ya está pagado, y lo demostró ante los All Blacks.
Además, la gestión de Contepomi con Agustín Creevy fue, en mi opinión, un verdadero destrato. Creevy merecía jugar al menos 30 minutos, y no los escasos 10 que le concedió el Head Coach. Es una falta de respeto que no se puede creer, y no esperaba tener que decirlo, pero la soberbia de Contepomi nos ha costado más de lo que imaginamos.
Conclusión: Una Victoria que se Escapó por Errores Evitables
Los Pumas tenían abrochada una victoria que, aunque no fue brillante, parecía justa. Sin embargo, decisiones como las de Felipe Contepomi y el pésimo arbitraje nos dejaron con las manos vacías. Si la UAR sigue sin reaccionar ante estos abusos, seguiremos viendo cómo el esfuerzo del equipo se esfuma injustamente.
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